Por José Vergara -Revista Redes
HAY SUEÑOS Y HAY PESADILLAS. Pueden ser más o menos reales e inconcebibles; suceder en lugares donde nunca estaremos o con personas que ya
no están entre nosotros. Pueden los sueños ser tan fantásticos como
placenteros, hacernos volar, correr, besar, comer o saltar. Cuando morimos o
sufrimos durante pesadillas, generalmente despertamos y ya.
Una pesadilla se acaba al despertar. Existen también divagues que no
se consuman nunca, como el “Sueño Americano” o el Sueño de “El Dorado”.
EL DOCUMENTAL “UNA VEZ QUE SABES”, ('ONCE YOU KNOW' . Francia, 2020
. Emmanuel Cappellin)
retrata de manera intimista a un joven científico alertado por el cambio climático
y la pesadilla de un COLAPSO ECOLOGICO QUE YA COMENZÓ. Ya está sucediendo
mientras la economía nos entretiene y acapara nuestros malestares. El film
plantea este “hoy” invisible a los medios en el cual vamos a seguir
indefectiblemente conociendo la vulnerabilidad humana ante la verdad ecológica,
viendo cómo se transforma velozmente nuestro planeta, extrañando los paraísos
que conocimos de niños y cómo seguiremos con la obligación de seguir
existiendo.
AUNQUE EL JUEGO TERMINÓ. Se llegó a los límites biofísicos. Pasamos el
umbral explicado en el Informe de Dennis L. Meadows (1972), “Los límites del
crecimiento”. Gracias a esta investigación se acuñó el término “desarrollo
sostenible” el cual se define como la satisfacción de “las
necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. Sin embargo,
este 1 de agosto de 2024 fue el Día del Sobregiro de la Tierra, no es una
efeméride, ese día nos consumimos todos los recursos que el planeta puede
renovar en un año y esa es la tendencia antropocentrista desde los 70´s . Es
decir, que hoy agotamos los recursos naturales que deberían haber alcanzado
para todo el 2024 cuatro meses antes, señala la Red Global de la Huella Ecológica.
ESTÁ SUCEDIENDO DELANTE DE NUESTROS OJOS ABIERTOS. Perderemos mucho o
todo lo que conseguimos. Se irán de nuestro lado muchxs seres
queridxs. Ya pasamos del calentamiento a la ebullición y estamos transitando el
colapso.
Si les preguntásemos a lxs habitantes en zonas proclives a terremotos
como Japón o Chile cómo es vivir con temblores periódicos derribando edificios
o cómo padecen lxs habitantes caribeños de zona de huracanes, nos acercaríamos
a la sensación pesadillesca. Si visitáramos la isla de Kiribati estaríamos
viviendo el terror del océano invadiéndonos o preparando muros que lo
contengan. Si fuésemos a Bangladesh encontraríamos una sociedad “post” cambio
climático, cargando las consecuencias hace décadas, la zona costera de la Bahía
de Bengala se enfrenta al aumento del nivel del mar, la intensificación de los
ciclones, salinización del agua, cierre de industrias, desempleo generalizado,
inundaciones severas, enfermedades transmitidas por el agua, el calor extremo.
La población paga un enorme precio económico y social por el impacto de la
crisis ambiental.
Expertos nos anotician que de momento a otro comenzará un efecto en
cadena perturbando todo lo establecido a nivel ambiental, social y económico,
por supuesto.
¿ES UNA PESADILLA UNA SEQUÍA PARA EL BOLSILLO DEL “CAMPO ARGENTINO”? ¿Es
un sueño recurrente para los sojeros las lluvias bendiciendo sus cultivos?
¿Habrá dado algún indicio la merma del caudal de la laguna de Navarro o de
Gómez en Junín? ¿Serán comunes las mortales olas de calor de estos últimos
años? ¿Por qué está aumentando la velocidad de los vientos?¿Reconocemos la
creación de climas cálidos propicios para la expansión el Dengue? ¿Registramos
la invasión humana y la destrucción de hábitats como los causantes de
enfermedades zoonóticas?
“Los estudios indican que, en todo el mundo, el costo relacionado con
las pérdidas y daños causados por el impacto del cambio climático aumentará
para 2030 anualmente a entre 290.000 y 580.000 millones de millones de
dólares", dijo la ONU en un comunicado de 2022. Pero no
se trata de números sino de qué hacer. Qué hacer si los mares inundan ciudades
y apuran migraciones espectaculares. Qué hacer si los huracanes matan miles de vidas,
las aguas dulces se salinizan y las hambrunas nos llevan a lo indecible. ¿Están
preparados los funcionarios políticos para actuar
asertivamente? ¿Cómo actuará la población ante la escasez, la
migración masiva, la ignorancia y el individualismo? ¿Qué puedo hacer yo cuando
eso suceda? Nos preguntaremos muy pronto.
A LA INCERTIDUMBRE DE LA HAMBRUNA, más la del tornado, más la ola de
calor, sumadas a la inundación o al apagón general, no sabemos cuál será la
reacción.
Tampoco los magnates tienen certezas más allá de la especulación económica impulsándolos
a no perder su competencia y sucumbir. Nacieron de la explotación,
dominación y fantasías mesiánicas.
“La tarea de ablandar el ladrillo todos los días, la tarea de abrirse
paso en la masa pegajosa que se proclama mundo, cada mañana topar con el
paralelepípedo de nombre repugnante, con la satisfacción perruna de que
todo esté en su sitio” decía Cortázar. Y esa continua “tarea” por la
cual nos prometieron premio, está llegando a su final de juego. Pero amamos y
nos aferramos a la certeza como una gran rueda girando desde los bisabuelos y
los padres y los vecinos, girando en todos los puntos del planeta porque más o
menos imaginamos a dónde nos lleva.
Ya verificamos como el dióxido de carbono (CO2) proveniente de la
extracción y quema de combustibles fósiles que atrapa el calor y
empeora el efecto invernadero, aumenta las temperaturas, repercute en las
presiones, en las tormentas y que incluso altera el comportamiento vegetal
¿Cuál será la imagen que habrá que graficar para detener este ciclo que sube a
un pedestal lo económico por sobre sus consecuencias socio ambientales? Por más
que las dispersen hasta los barrios pobres y nos las diagnostiquen en los
centros de salud.
NO SERÁ UNA PRÓXIMA Y LEJANA GENERACIÓN QUIEN SE HARÁ CARGO, ni vendrán
los yanquis a rescatarnos como en sus películas. Seremos nosotrxs quienes
estaremos allí codo a codo levantando chapas y muertos y volviendo a empezar
algo nuevo que desprecie lo anterior.
Quizá también, de una vez por
todas, avancemos al compromiso común en vez de delegarlo. Hacer lo que hay que hacer
aunque no tengamos éxito: la tarea de concientizar el rechazo a este orden
de vida absurdo, la de preparar lo inevitable y la de organizar el nuevo
futuro.
HACE UNOS AÑOS UN MINISTRO DE EDUCACIÓN NOS DEJÓ UNA FRASE: "... "Debemos crear
argentinos capaces de vivir en la incertidumbre y disfrutarla”. Esa
frase se puede tomar como consejo luego de un sesudo análisis, como honestidad
brutal, como señal para la preparación. Los puntos de vista son infinitos.
El pueblo sabe de incertidumbre y de esfuerzo e incluso de la hipocresía del
rico que les palmea la espalda a sus peones al escuchar sus penurias aunque no
deja de explotarlo para no perder competitividad. Pero que un puñado de
magnates se estén construyendo fortalezas escondidas en montañas con la misma
plata que gana de la explotación excesiva (…y de los suelos, y de la
especulación financiera y del narcotráfico) es actuar en consecuencia con las certezas
que les evidencia la realidad climática.
El documental “UNA VEZ QUE SABES”, demuestra cómo millones de seres
viven en carne propia la certeza cotidiana del desastre ambiental nacido de un
orden desfalleciente. También invita a construir algo nuevo.
José Javier Vergara
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