El Papa Francisco mencionó en una entrevista difundida en Abril del 2019, los cuatro errores en los que el Periodismo no debe caer...
1) La desinformación, “doy la noticia pero doy la mitad, o sea desinforman en vez de informar. Y eso va contra el derecho de la sociedad a estar informado. Informas la mitad, informas mal”
2) La Calumnia, “Hay medios que calumnian sin ningún problema. ¿Pero de dónde
sacó eso usted? Lo vi en la televisión, o lo lei en el diario (contestan).
Claro, el medio de comunicación tiene tanto poder frente a las masas qué puede
calumniar impunemente ¿además quién le va a hacer juicio? ninguno, no te atreves”.
3) La Difamación es más sutil todavía porque toda persona tiene derecho a la
reputación. Si vos hace 20 años hiciste una macana, pagaste la cuenta, pagaste
la pena, ya sos una persona libre y sin mancha. Entonces no te pueden sacar por
los medios de comunicación una historia que está superada y bien pagada y bien
resarcida. La difamación te trae una mancha de antes, ahora.
4) La Coprofilia es una palabra “técnica” que uso, es arriesgado decirlo pero
bueno, el amor a la cosa sucia, literalmente el amor a la caca, a los
escándalos, y hay medios que viven de publicitar escándalos, sean o no
verdaderos o sean la mitad verdadero
“Si superamos eso cuatro límites, la comunicación sería algo maravilloso y si
los comunicadores estuvieran siempre pensando en esos cuatro defectos serian un
flor de comunicador“.
Hace unos
días conmemorábamos los 100 años de la radiofonía argentina, cuando los
"Locos de la Azotea" del teatro Coliseo lograron transmitir por
primera vez a unos pocos oyentes de la ciudad de Buenos Aires y nuevamente
recordamos los motivos que movieron a estos pioneros de la comunicación y los
comparamos a los actuales, cuando el poder de los medios de comunicación es
indiscutible, tanto como multiplicador de noticias, como fenómeno de marketing,
como creador de opinión hegemonizada o directamente bajando líneas ideológicas,
aunque no se perciba.
Con la
aparición de internet, las vías de comunicación se transformaron en canales de ida y vuelta
de información y no justamente horizontalizando, o democratizado, sino como gran
recolectora de datos privados. Es sorprendente el poder de anticipación de
nuestras acciones obtenido a partir de perfiles psicológicos y de
características íntimas en base a la clasificación por medio de la Inteligencia
Artificial y lo fácil que resulta predecir nuestros movimientos o dominarnos.
Hasta el
más perspicaz de los seres humanos, por más informado que esté, suponiendo que
no pudieran influir en sus pensamientos críticos, políticos, religiosos y
demás, y no sea dominado fácilmente, es quizá más conocido y predecible por
algoritmos que por sí mismo.
Los
magnates tecnológicos conocen qué tipos de videos veríamos en YouTube y nos los
ubican frente a nuestros ojos, apostando sus inversiones a nuestras elecciones
mediáticas… y ganan. En Netflix te miden en porcentaje si la película es para
vos o no; en Facebook, Instagram o Twitter, la infinita data privada que
subimos por esta necesidad humana de ser
escuchados u observados, se suma al desconocido lucro de las empresas en mantenernos
esclavizados a la pantalla del celular para generarle más dividendos. Somos la
mercancía alimentada con nuestro tiempo.
Y no solo predicen,
cada vez es más real manipular nuestras mentes y por ende nuestras vidas, aunque
todos nos creamos libres pensadores, sino que continuamos una cadena de una
sociedad donde el supuesto libre albedrío del ser humano provoca las
mezquindades harto conocidas. Cada vez más las redes sociales nos traen amigues
afines o nos permiten vender y comprar sin movernos de casa. Cada vez más nos
sorprende el celular enrostrándonos publicidades sin solicitar y por doquier de
algo que estuvimos averiguando un precio. Cada vez nos informamos más por memes
o compartimos frases aparecidas en las redes sociales sin chequear su veracidad
y formamos cadenas de ignorancia. Internet nos va creando paulatinamente un
mundo perfectamente ingenuo y diseñado a nuestro gusto, pero peligrosamente más
cerrado.
Sin embargo no nos llama la atención quien está detrás de todo. Si yo pasara
por tu casa a pedirte tu fecha de nacimiento para festejar tu cumpleaños, vos
me cerrarías la puerta y llamarías al 911, sin embargo, tus datos completos
personales y de cuentas bancarias están guardados en el disco rígido de alguien
en un país desconocido y dormís tranquilo.
Lo
peligroso de lo acotado de los medios por los cuales nos informamos es que
estamos incluidos en espacios de una misma pertenencia de conceptos que se va
transformando poco a poco en nuestro único universo de “realidad”, que es
virtual, pero creemos real, único, cierto. Y es más fácil diseñar realidades
fantásticas creíbles cuando cientos de personas en ese mismo mundillo opinan lo
mismo. Pero esto no es error nuestro.
Rodolfo
Walsh dijo: “Nuestras clases dominantes
han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan
doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo,
separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las
lecciones se olvidan. La historia parece así como propiedad privada cuyos
dueños son los dueños de todas las otras cosas».
¿Cómo
llegamos a esto? ¿Quién se apoderó de la brújula que nos debería guiar cada
mañana? ¿Cómo hacemos para escapar de este eterno volver a empezar en vez de
seguir el rumbo de nuestros ancestros y dejar un legado a nuestros hijos e
hijas?
La
madrugada del 17 de enero de 1991, vimos en vivo y en directo por TV
cuando las tropas estadounidenses, británicas y de Arabia Saudí liderando
una coalición de 34 paises, comenzaron un ataque aéreo sobre el pueblo Irakí
respondiendo así a la invasión de Kuwait por parte de Sadam Husein en agosto
del año anterior. Fue la guerra como espectáculo. Nunca se demostró la
existencia de armas de destrucción masiva por parte de Sadam Hussein (ejecutado
por EEUU, el único país que lanzó bombas atómicas) ... hasta el día de hoy
millones de personas ven a Irak como sinónimo bélico.
En
Venezuela en Enero de 2019, Juan Guaidó se autoproclamó presidente y tanto
algunos medios como opositores al gobierno avalaron o no criticaron la
inconstitucionalidad del acto. Mayormente nos informamos viendo tomas con
cámaras desde dentro de pequeñas manifestaciones haciéndolas parecer
concurridas y con una batería de noticias falsas (Fakes News) disparadas por
millones en las redes sociales.
En
Bolivia, a fines de 2019, un Golpe de Estado legitimado por los medios
bolivianos y orquestado por las corporaciones más importantes del mundo
realizaron una escalada violenta anunciando fraude apenas Evo Morales había ganado
las elecciones por un margen mayor a 10 puntos a su contrincante principal,
derivando en un levantamiento policial que temió por la vida de Evo, toda su
familia y militantes cercanos. Distinto fue el final del pueblo boliviano en
medio de una terrible represión y matanza en masa.
En
Chile, a fines del 2019, la marea del pueblo levantado por las
injusticias, las decenas de muertos y
miles de heridos suplicaban a los medios “alternativos” difundieran las
terribles imágenes de los hermanos chilenos asesinados o heridos en sus ojos
por diversión de los carabineros ya que los medios grandes locales no lo
hacían.
Las
elecciones de Donald Trump de 2016 ganadas gracias a las erudición científica
de la compañía Cambridge Analytica, que entrecruzó y analizó datos privados de
millones de usuarios de la web para ganar el proceso electoral, es un hecho
disruptivo que involucra a cientos de países actualmente, incluida Argentina en
la elección de Mauricio Macri 2015. ¿La naturalización de estos métodos le da
un carácter legal?
Es
peligroso cuando la sumatoria de estas inventivas tecnológicas crea un orden
paralelo donde se da entidad desde los medios de TV, radio, gráficos o virtuales a un “Todo
Vale”, o a la llamada “Post Verdad” donde cualquiera dice lo que quiere, desvirtuando
la libertad de expresión pretendida en la democracia que muchos profesamos, con
montañas de capitales pesando por sobre la opinión del ciudadano de a pie. Es
una negación a toda argumentación científica que nos dan por verdadera a
quienes venimos distraídos y desprovistos de argumentos. Pero también es posible
cuando nuestros sentidos están acotados, editados, educados y diseñados para trocar
nuestros pensamientos, emociones y reacciones a su antojo.
La “Causa
Cuadernos” de 2018 en Argentina quedará quizá en la memoria de las operaciones mediático-judicial-corporativa
más sorprendentes de la historia. A partir de las fotocopias de ocho cuadernos con
anotaciones de puño y letra del chofer de un ex funcionario sobre presuntos
sobornos se produce una marea de juicios, detenciones y aprietes a empresarios
contratistas del Estado. Hoy, luego de dos años y del fallecimiento del Juez
federal Claudio Bonadío, curiosamente no existen registros fílmicos o digitales
que comprueben las declaraciones de arrepentidos, dejando no solo un tufillo a
mentira y corrupción, la sospecha del traspaso de adjudicaciones a empresas
amigas al gobierno macrista y el carísimo saldo del desconocimiento de la
verdad.
Partiendo
desde una concepción de conocer para ganar, crecer y acumular, es lógico pretender
que gane el más fuerte, se explote al débil y los medios estar a disposición de
esa filosofía. Partiendo desde una concepción de conocimiento para mejorar la existencia
sobre la Tierra es posible devenir en ciclos de vida plenos para los seres en su
conjunto.
Quienes se
apropiaron de los conocimientos son conscientes de que alimentan una grieta
para seguir ganando y esclavizando y ahora queman sus últimos cartuchos en sus
guerras de posesión útiles sólo a sus intereses de aniquilarnos entre nosotros,
pero que en última instancia y muy pronto, también está su propia destrucción en
manos de unos pocos peces más gordos, como no puede ser de otra manera, en un
sistema conectado, social, económico y ambientalmente por supuesto.
La necesidad
de más voces críticas, como lo pretendió la Ley de Medios, (demolida hace cinco
años) como la de participación ciudadana buscando estar informada tal si su
vida dependiera de ello, y lo es realmente, es innegable.
Pero si de algo
estamos seguros, es que todos estos (des) manejos dejan en la superficie la
vital importancia que se le da desde el poder real a lo que pensemos y
accionemos a partir de ello
El respeto
que se tiene a las masas, a la cual primero hay que convencer y ponérselas de
su lado, es inestimable para luego acometer la tarea de gobernar con la
complicidad de la mayoría. En eso se cae en estigmatizar o buscar un enemigo o crear
una idea y luego aplicar un plan.
En nuestras
manos está la tarea diaria de saber.
José
Vergara
Comentarios
Publicar un comentario