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SI LA EMOCIÓN ES UNA REACCIÓN DEL CUERPO producida
por estímulos internos conectados a los externos, la distancia juega un papel. Hoy
es tiempo de recordar momentos lejanos compartidos con alguien, recuperar el
tiempo de quienes siempre tuvimos a mano y no valoramos, reencontrarnos con
nosotros mismos, que la pucha si estuvimos sordos de tanto dejar de
escucharnos, entender que hay que separarse de algo que estábamos empecinados,
reconocer errores pasados por tener la mirada tan corta que el árbol no nos
permitía ver el bosque, desear con más fuerzas eso de lo cual dudábamos.
SON TIEMPOS QUE MIRAMOS POR LA VENTANA y advertimos
este mecanismo llamado sociedad, encontramos al vecino del otro lado de la
calle, a quien saludamos menos veces de los que una mano tiene dedos, para
preguntarle si a él también se le cortó la luz o si vio pasar al camión de la
basura, pero juzgamos por los cuentos de una vecina chusma atando cabos de
versiones fantasiosas llegándole a sus oídos. Al lado, otro vecino y pegado a
este, vecinas con hijos, yernos y nietos, todos extrañando a quienes no ven
hace un mes y mirando hacia la casa de enfrente.
DESEAMOS SALIR A CAMINAR POR EL MUNDO, sujetar la
bicicleta y de un salto subirse y pedalear para ir, sentir el viento acariciar
la cara, esquivar las grietas del asfalto, respetar los dientes del perro
saliendo de repente por la derecha, salpicarnos en charcos mientras las casas
se mueven para atrás. Anhelamos subirnos a un micro, ver campos y rutas
repletas de altos postes de luz como palitos en una coreografía perfecta,
respirar otro aire, otra energía, saludar gente con otra tonada, conocer,
nutrirse de ese folclore y encontrarlo acá en nuestras venas, estaba perdido en
lo profundo de varias capas mensurables de estupidez.
PERO LAS FANTASÍAS LLENAN LOS HUECOS DEL CONOCIMIENTO y mientras más grandes los cráteres de lo conocido, más lo
colmamos de pensamientos mágicos. Deseamos que todo vuelva a la normalidad,
mas lo intuimos poco posible. A mayores distancias entre nuestro deseo y lo
conocido, más hacemos planes en el aire. Mas confundidos y trastornados nos volvemos.
Saber es más que un ejercicio de memorizar y repetir, es una gimnasia neuronal acostumbrándose
a contactar para sacar conclusiones. ¿Cómo volver a la normalidad cuando recién
comienzan los días fríos aumentando las proyecciones del contagio?¿Cómo volver
a la normalidad si los formadores de precios aprovechan su omnipresencia para
aumentar nuestro costo de vida? ¿Cómo volver a la normalidad logrando que las
pymes sigan funcionando sin dar aumentos y sin quebrar? ¿Cómo volver a la
normalidad si no se modifica la forma de cultivo y la producción de alimentos
sigue degradando el ambiente y nuestros organismos?
Quien pudiera tomarse un vino, prenderse otro
pucho, mirar las estrellas desde el patio e imaginarse mirando desde allí,
cuando el mecanismo funcionaba y los autos eran mareas de aquí para allá,
nerviosas, cumpliendo horarios, llevando personas comprometidas con cada
eslabón de la cadena. Sucesión de hechos detestable antes y hoy a la distancia
también. Personas llegando tarde a las explotaciones, camiones retirando mercancías,
en un sinfín, detenido como jamás lo hubiéramos imaginado. Una foto, un
desierto, esclavos irrespetuosos ante la mirada de la élite, que detesta no
dominar.
VOLVIMOS A RECONSIDERAR A LA NATURALEZA
TAN CERCA de nuestra percepción al acariciar una hoja de un rosal y ver los ríos un poco
más claros o limpios por no verterles venenos, los lobos marinos tomando de un
salto las costas, los monos corriendo por Tailandia, nos alivia la vida. En las
antípodas del hallazgo, verificar que en este pequeño lapso el cielo curó en
parte el ozono faltante y el aire se alivianó de smog por la poca acción del
ser humano, pero desespera los bolsillos gordos de quienes especulan con las
energías no renovables por caer a precios negativos y por sus barcos petroleros
varados en los océanos por baja demanda.
PENSEMOS A LA SOCIEDAD como un conjunto de personas
moviéndose según sus necesidades y acercarse y alejarse de alguien, necesitar
estar cerca, tomar lo bueno y luego perderse en búsqueda de otros contactos,
como una danza de giros y contragiros repeliendo o conquistando al compás de un
tambor. Pensemos a la sociedad relacionarse, aparejarse entre seres vivos, poniendo
el cuerpo y los sentidos para crear el sustento diario con las manos. Pensemos
a los núcleos familiares y sociales a distancia componiendo tantos interrogantes
como nuevas formas de saltar obstáculos, y confiando en que la fuerza de los
amores o de los odios ha devastado familias y países, pero luego ha traído
nuevos tiempos para todos y todas. Hemos logrado en esta danza conjunta,
cambiar estereotipos de familias y avanzando a relaciones más libres de
mandatos parentales y sociales. Hoy, ver acelerarse ante nuestros ojos los
cambios como tropiezos cortos de las últimas décadas concibe tanto asombro como
acostumbramiento al cambio continuo.
NADA
ES ANÓMALO CUANDO LA SOCIEDAD VA MUTANDO EN TIEMPOS BREVES. Ni la extroversión abierta y descarada, ni las ganas de la
élite de conservar su status quo, controlarnos con un chip a todos, con quién
estamos, de qué hablamos, cuántos hijos podemos tener, cuantos van a comer, cuántos
debemos morir, con quién cogemos, etc.
LA
COMUNICACIÓN MASIVA, contacto más cercano con la
realidad, invade a la corteza prefrontal de estímulos atemorizantes y coarta las decisiones. Y el virus parece ser lejos la carta que mata de miedo, miedo,
miedo a todas las noticias. Es un deber sentir miedo. No se dio tanta
trascendencia a las muertes por dengue, ni los feminicidios, ni de la economía
global en default, ni los despidos prohibidos, ni de las discapacitades, ni de
la deuda con los centros de diálisis, ni de los laboratorios imponiendo sus
programas de salud, ni del narcotráfico, ni de los grandes formadores de
precios, ni las depresiones que llevan a suicidios, ni de los perjuicios del
5G, ni de las muertes de hambre que es pedir peras al olmo, ni demás
injusticias prevenibles como la de este virus. Los paraísos fiscales, silencio
hospital, los agroquímicos en nuestra mesa, mutis por el foro, la cría de
animales a base de antibióticos fabricando virus superfuertes, de eso no se
habla. La noticia llega solo a la prevención del enemigo invisible, el miedo
miedo y encerrarse, justo cuando los pueblos despertaban, justo cuando sobraban
trabajadores en el mercado y podríamos trabajar menos horas, justo cuando la
crisis dejaba a sólo dos bloques en guerra por la torta global.
ES
"UN ANTES Y UN DESPUÉS DE" y sin
embargo no hay distancia entre ayer y hoy en cómo se comunica las causas por no
tocar intereses, tan dueños de medios y de bancos y de campos y de periodistas.
Hay un mientras de pobres conociendo el precio de un barbijo y el de un kilo de
pan y sin embargo se deja el cuidado a sus propios anticuerpos y al Espíritu
Santo. Hay un mientras de jubilados bancando a sus hijos y viceversa. Hay un
mientras de papás y mamás changueando para los cuales el "#quedate en casa" es
ilusorio y tan distante como los gigantes de wall street lo están de reconocer
que sus especulaciones financieras son en base a trabajo real y ajeno. Más
cortos serían los informativos si se fuese al punto de origen en vez del
entretenimiento y la manipulación de subjetividades.
Las distancias se acortan frente a la aceleración
de los acontecimientos. Ya no hay lugar para reformas ni estados benefactores.
Todo es nuevo y no hay visionario que se anime a decir qué va a venir ni qué
hacer. Más tangible es la demostración práctica de quienes se endilgaron el
derecho a gobernar y sus fracasos develan en forma creciente el poco respeto
que se les tiene cuando marcan lo debido o lo posible o lo vergonzoso.
¿Vergüenza ante quién? ¿Desde qué lugar pueden decir qué no es posible? ¿Ustedes?
¿Los que invaden, contaminan y saquean? ¿Se les caerá alguna idea que borre las
diferencias sociales y poder cumplir un aislamiento tranquilo con la alacena
llena o solo esperarán a que la democracia del virus lo haga por ustedes?
¿Seguirán fracasando en sus políticas bajadas por el Poder antes que la gente
se arremangue y lo haga por si misma? ¿Vendrá enhorabuena la propuesta desde
los pueblos pase lo que pase?
Así como se separan las realidades entre quienes
tienen y no tienen, hay un límite para seguir llenándonos de sueños, cuentos y
esperanzas. El cansancio se nota muy furioso cuando la cruel realidad se decepciona
y reconoce a los mentirosos.
LA
DISTANCIA ENTRE GENERACIONES PUEDE DARNOS MUCHAS CLAVES. No todo es nuevo. Tenemos tiempo ahora para preguntarle a los abuelos
su opinión de lo hecho para mal en estas últimas décadas y tomarnos este tiempo
en algo constructivo hacia adelante, pero sacando conclusiones desde atrás, sin
saltar directo al deseo ilusorio, ese que de apurado choca con la pared de la
ignorancia.
LAS
PIEZAS ESTÁN DISTANCIADAS PERO UNIDAS DE ALGÚN MODO. Aprendimos a pensarlas partidas. Que estamos dentro de un sistema, ya no
es más una frase. Despertares en las ciudades más acomodadas se quejan y
golpean y buscan otras alternativas, incluso aquellas descartadas hace un siglo
por señalarlas utópicas, pero más utópico es pretender seguir en la estructura
actual. ¿Que el sistema es enorme? si, ¿Que podríamos tomar cada uno un
fragmento? sí. Pero no nos puede llevar a seguir pensando en arreglarlo por
partes, porque cada engranaje está ligado a otro. Y al tocar uno, quizá giramos
otro. El covid 19 da muestras de que las enormes distancias en el planeta están
unidas. De China hasta Cuba y de EEUU a Argentina. La industria, la tierra, el
ser humano, el comercio, las enfermedades, la ganancia, el trabajo, la pobreza, todo está
ligado entre sí.
La última distancia que necesitamos es la de la
indiferencia y el oportunismo, ya sea por mí, por mi familia, mi barrio, mi
club, mi país, es ingenuo pensarlas por separado. Hacé el ejercicio de levantar
la cabeza y mirar a tu alrededor, si, ahora, ¿Que ves? ¿Estás solo o sola?
¿Cuánto necesitas de lo que ahora te rodea y cuántos de los que te rodean
necesitan de vos? Mirá de nuevo ¿Cuántos seres vivos ves a tu alrededor? ¿Cuánto podríamos aprender de ellos?
VERNOS
LEJOS DE NOSOTROS POR NO OBSERVAR EL FUNCIONAMIENTO perdiendo la armonía, las universidades pensando, los médicos
curando, lo comercios alcanzando productos, las docentes enseñando, los
cocineros alimentando, pero con una dirección que acumula en un puñado de
glotones lo robado al mundo entero. Se saca de acá y se guarda allá.
SE
SACA EL SUDOR TRABAJADO, los minerales, la
comida, la salud, el saber, la niñez, el tiempo, la naturaleza, la vida, la paz, la libertad y
se la hace recorrer distancias con una sola dirección, las cajas fuertes del 1 %.
Se acercan las mareas a las ciudades, los témpanos a las costas, las pestes a
los poblados, las clases medias a la pobreza, los justos a la corrupción, las
empresas a su abismo...
Damos por hecho que va a cambiar pero seguimos
haciendo lo mismo o lo que es peor, pretendemos que les toque a otros. Nada va
a quedar como estaba ni vos ni yo tampoco y lo mejor que podemos hacer es
utilizar estás distancias para pensar, debatir y planear el siguiente paso. Hay
quienes piensas y quienes son pensados, y algunos lo vienen haciendo desde siempre.
¿QUÉ
VAMOS A HACER DE AQUÍ EN MÁS con las escuelas,
con el trabajo, con los bancos, con los medios, con nuestras vidas? El
pensamiento mágico y divino surge como desligándonos. ¿Rogaremos por subsidios
magnánimos, por la salvación eterna de los bancos, por la resurrección de los
campos de soja, por el perdón a los explotadores y por los infieles que
depositan sus impuestos off shore? Aunque seremos los mismos los que pagaremos
el pato.
NOS
DUELE ENTENDER QUE NOS TOCÓ ESTA GENERACIÓN DEL PLANETA DESTRUIDO, la escasez y el sistema con el último respiro, pero también tenemos
adelante el júbilo de patear el tablero. Esta situación nunca pasó y no estamos
preparados. Pasamos de las antiguas guerras por hambre a las guerras por sobreproducción.
Vivimos esta adrenalina cayendo al abismo de lo nuevo. ¿Quién aprendió a ser
padre antes de serlo? ¿Quién no aprendió a existir cuando la guerra invadió su
pueblo? ¿Quién no salió a buscar cartón cuando sus hijos estaban hambrientos? Estamos en medio de una oportunidad y un punto limite a la
vez. Un agotamiento del poder que esclavizaba a la totalidad de la especie y
hoy ya no nos necesita. Un presente donde las máquinas danzan al compás de la
fabricación y los softwares aprenden tanto del cerebro humano que ya nos suplantan
en casi todos los ámbitos. Podríamos disfrutar del oficio que más nos agrade,
compartir el crecimiento de nuestros hijos, tener salud, alimentación, vivienda
y educación calificada, viajar por el mundo y aun así crear todo lo
indispensable para vivir. La ciencia lo hizo posible, el cerebro humano lo
logró, la sociedad entera lo sostuvo con millones de manos. Todos lo hacemos y
a la vez somos ajenos.
LAS
DISTANCIAS DE CLASE SE ACHICAN. Por más que trasladen
los riesgos a quienes lo desconocemos y se rescatan entre ellos; por más que especulen
con el dinero creado con el sudor de la gente; por más que ese 1% devore las cuentas
de profesores, médicos y cuentapropistas, aun así, se funden minuto a minuto. La
elite está en problemas, su sistema está en quiebra, las propuestas se les
acaban y el planeta que compartimos, también.
Los poderosos presionan para levantar este
paréntesis a su lucro y la penuria de los asalariados nos lleva a coincidir, aunque
todos presentimos la necesidad de prolongarla. La comprensión de la cuestión
está en primer plano, pero bombardean con argumentos y mentiras sutiles a
nuestra ignorancia. Preguntarse es sano, ignorar no es malo. Yo me preguntaría
por qué se llegó a esto. Yo me preguntaría si siempre fue así esta sociedad. Yo
me preguntaría cuán lejos estamos de ver que quienes piensan solo en ganar se
maten entre ellos y nos arrastren o cuan cerca estamos de crear una sociedad
desde un nuevo paradigma.
La distancia moral descubierta durante
este aislamiento es la que diferenciaba a los médicos bajo los futbolistas y
demás creadores de espectáculos generando superganancias, papelitos verdes
devaluados frente a la vida de una persona. Al fin ese manto oscuro desnuda a
los supuestos vivos de tontos y son cada vez menos, medidos en términos de
madurez social.
Hoy, a días de terminar esta nueva fase
de cuarentena, caemos en la pregunta de cuando arrancan las actividades o las
clases en las escuelas ¿en julio, en agosto, el año que viene? Un poco por el
deseo de que todo vuelva a la normalidad, un poco deseando, cruzando los dedos
para que todos estos males y los que ya veníamos sufriendo antes, se acaben
para siempre. Los más comprometidos no dudan en el valor de la vida por sobre
el dinero y están seguros de cuidarse y cuidarnos y hasta a denunciar a quienes
nada le importa de su propia comunidad. La gente entiende salvo esos pocos que
se creen más allá de lo colectivo.
LA
NATURALEZA DEL SER HUMANO NO TIENE DISTANCIAS entre los animales, los árboles o la tierra misma. El deseo de poder, es más bien una deformación creada por este sistema de acumulación, explotación y diferenciación
clasista. Estamos bajo el sistema, sobre el sistema, dentro del sistema y cada
paso que damos, cada mañana, cada beso y cada acción lo reproduce. Ese es el
verdadero enemigo invisible, ese que unimos con nuestros actos cotidianos.
Ver la semilla crecer, a un bebé nacer, la masa
levar, una mujer luchando a la par, un niño jugando en la fila del colegio, un
docente rural, cien trabajadores compartiendo una fiesta, una médica curando un
Qom, la noche dando lugar al amanecer, el sol empezando la nueva función.
José Vergara - Revista Redes
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Muy buena nota jose .el tema es preguntarse volveremos o no todo dependera de nosotros mismos ya nosotros no somos los mismos porque tendra que serlo la sociedad
ResponderBorrarEsto es un fin de ciclo ahora comienza otro que no conocemos
excelente reflexión
ResponderBorrarRealmente una nota donde desde lo sensible, lo humano, las vivencias del cada uno y del cada cual y con una descripción certera de los sentimientos que nos embargan y que va mostrando cuánto hemos perdido en esta sociedad. Y de a poco con un análisis profundo nos hace ver no solo lo que no queremos, especialmente nos hace ver qué es lo que debemos querer y que lo tenemos que construir no solo contra los que hoy nos oprimen sino SIN ELLOS y si todos juntos los oprimidos hoy
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